Mi viaje hacia la sanación holística comenzó de manera inesperada, cuando un familiar empezó a brindar sanaciones energéticas a mi madre, quien desde hace años sufre de Polineuropatía desmielinizante congénita, una enfermedad autoinmune debilitante. Lo que ocurrió después desafió todo lo que hasta entonces creía sobre el cuerpo, la mente y el espíritu: mi madre comenzó a experimentar mejoras significativas, tanto en su salud física como en su bienestar emocional.

Estas mejoras no fueron superficiales; hubo un cambio profundo en su energía, en la forma en que se movía, hablaba y enfrentaba su día a día. Esto me hizo cuestionarme algo fundamental: ¿Cómo era posible que una persona pudiera influir tan profundamente en la salud de otra, y más aún, desde la distancia? ¿Cómo podía la energía, «no visible» , tener un impacto tan tangible y sorprendente?

Impulsado por estas preguntas, inicié una búsqueda intensa de respuestas. Comencé a explorar conceptos como el aura, los chakras y la energía vital que fluye a través de todos nosotros. Fue entonces cuando decidí acercarme a la institución donde este familiar había estudiado «Desarrollo Luz Dorada Chile», hoy «Jyoti, escuela de consciencia».

Al llegar, me di cuenta de que estaba en el lugar correcto. Hablé con las personas allí, pregunté sobre los cursos y diplomados que ofrecían, y sentí una conexión inmediata. Fue así como tomé la decisión de inscribirme en el curso de «Sanación 1». En ese momento, mi vida personal estaba lejos de ser ideal: atravesaba una separación familiar dolorosa, mi trabajo me tenía al borde del agotamiento, y estaba sumido en una profunda depresión y ansiedad constantes. No obstante, algo dentro de mí me empujó a seguir adelante.

Ese curso fue revelador. Me abrió las puertas a un universo de conocimientos y experiencias que nunca había imaginado. Fue entonces cuando me di cuenta de que mi propósito en la vida era convertirme en terapeuta holístico. Deseaba ayudar a otros a encontrar la paz, el equilibrio y la sanación que yo mismo estaba buscando.

Decidí dar un paso más y me inscribí en el diplomado de clarividencia. Desde las primeras clases, comprendí que el primero en necesitar ayuda era yo mismo. La clarividencia no solo me permitió ver claramente, sino que me ofreció una profunda introspección. Fue un despertar emocional que transformó mi vida. Empecé a aceptar mis errores, a comprender mis miedos y a asumir la responsabilidad de mi propio bienestar.

Entendí que somos seres capaces de manifestar nuestras realidades, que los errores son oportunidades de aprendizaje, y que el primer paso hacia la sanación es ponernos a nosotros mismos en primer lugar. Durante este tiempo, el diplomado en clarividencia fue un viaje intenso y enriquecedor que me ayudó a reconectar con mi verdadera esencia.

Finalmente, decidí completar los 8 niveles de sanación energética, un camino que me llevó a convertirme en terapeuta holístico. sume cursos de masoterapia, sonoterapia y una certificación en flores de bach, actualmente curso un diplomado en esta misma escuela para en un futuro preparar a futuros terapeutas en este mágico y hermoso mundo de las sanaciones energéticas. Ahora, con todas las herramientas y experiencias que he vivido,  quiero ayudar a otros a recorrer su propio camino de sanación, a entenderse, aceptarse, amarse y liberarse. Porque sé, desde lo más profundo de mi ser, que todos tenemos la capacidad de sanar, transformar nuestras vidas, disfrutarlas, agradeciendo y amándonos cada día mas. hoy disfruto la vida junto a mis hijos Fiorella y Lucas, nos hemos cambiado de ciudad 3 veces y quizas donde terminemos disfrutando este hermoso camino llamado vida.